Tipos de Coordinación

    Coordinación Global: Primera fase del proceso de aprendizaje motor, donde se forman las estructuras básicas de un movimiento. Donde la fuerza, ritmo, fluidez y volumen de este son incorrectos e inadecuados.
    Coordinación Fina: Segunda fase del proceso del aprendizaje motor donde la fuerza, fluidez, y volumen son precisos y armónicos.
    Coordinación estática: Es el equilibrio entre la acción de los grupos musculares antagonistas, la cual se establece en función del tono y permite la conservación voluntaria de las actitudes.
    Coordinación Dinámica: Es la puesta en acción simultanea de grupos musculares diferentes en vista a la ejecución de movimientos voluntarios mas o menos complejos.
    Coordinación Dinámica especifica: Ajuste corporal que se realiza frente a demandas motrices que exigen el uso particular de algún segmento.
    Coordinación Dinámica general: Acción donde intervienen gran cantidad de segmentos musculares ya sea extremidad superior, inferior o ambas a la vez. Este se basa en el movimiento con desplazamiento corporal en uno o ambos sentidos y que pueden ser rápidos o lentos.
    Coordinación Viso-motriz: Tipo de coordinación que se da en un movimiento manual o corporal, que responde a un estimulo visual y que se adecua positivamente a el. (Coordinación óculo manual y Coordinación óculo pie)
    Coordinación Dinámico Manual: Corresponde al movimiento bimanual que se efectúa con precisión, sobre la base de una impresión visual.

Principio Educativo IV

Generar momentos de felicidad durante el juego:





La felicidad no se puede comprar. Una de las mayores carencias del sistema educativo en nuestro país es que el currículum de las diferentes etapas se modifica periódicamente, se incorporan nuevas materias, se suprimen otras, con la finalidad de preparar mejor a nuestros alumnos; sin embargo, ninguna de estas leyes de educación incorporan la más importante de todas las asignaturas para cualquier chaval: aprender a ser feliz.




Nosotros como educadores futbolísticos no podemos pretender asumir solos esta responsabilidad, sin embargo sí debemos hacer frente a una responsabilidad: no romper la felicidad de los chavales. Afortunadamente para nosotros, éstos no necesitan grandes sumas de dinero para disfrutar de un momento, ni tan siquiera piden recursos imposibles: sólo tiempo y cariño. Justo lo que podemos ofrecerles nosotros. Disponemos de tiempo cada semana y el cariño hacia los demás no nos cuesta nada. ¿Cómo se divierten nuestros hijos? ¿Cuántas veces viéndoles, con un viejo juguete en un rincón de la casa, ha sentido que eran felices?




Pero no nos engañemos. No todos los jugadores que tenemos en nuestro equipo tienen la fortuna de vivir en un entorno feliz. Cada vez con mayor frecuencia nos encontramos con chavales que a su corta edad ya sufren las consecuencias de familias desectructuradas, maltratos, ... Y no en pocas ocasiones, el compartir una actividad deportiva, en este caso el fútbol, es su única vía de escape ante tales problemas.




Como educadores somos forjadores de sueños. Uno de los aspectos que se me antoja fundamental en la educación, futbolística o no, de los chavales es el rol de modelo que ejercemos como formadores: para ellos somos un espejo. Incluso en las edades iniciales ni tan siquiera debemos esforzarnos por ganarnos su fidelidad. Quizás llegados a este punto usted se pregunte: ¿Y con esto qué? Pues sencillamente que es muy difícil compartir sueños de felicidad con nuestros jóvenes jugadores si cuando saltamos al campo de entrenamiento arrastramos nuestros problemas personales, nuestro estrés laboral o nuestro desencanto con el mundo. Recuerde: para ayudar a que los chavales disfruten y sean felices jugando al fútbol, usted debe serlotambién.




Tratando de trasladar ese enfoque teórico a la práctica semanal de nuestros entrenamientos y partidos, hay tres cuestiones en las cuales creo que los educadores futbolísticos tenemos mucho margen de maniobra:




- Enseñar a nuestros jóvenes jugadores a disfrutar de los pequeños detalles: en cada momento del juego se producen situaciones únicas que merecen nuestra atención. Debemos educarles para que disfruten de cada pase de gol que creen, de cada robo de balón que consigan, de cada engaño (futbolístico) que cometan, de cada aplauso que oigan...


Enseñar a compartir lo mejor de sí mismos con los demás: aunque en esta sociedad actual está de moda "tener", debemos enseñar a nuestros jugadores que lo verdaderamente importante para ser feliz es el "ser": ser amado, ser apreciado, ser valorado, ser querido, ser ... Es fundamental para la buena dirección de un equipo que entre sus jugadores prevalezca el deseo de compartir: alegrías por el trabajo bien hecho, miedos ante las dificultades de la competición, ilusiones ante nuevos desafíos, ilusión por llegar para los más jóvenes, incluso porqué no el propio talento... Y me sabrá perdonar la insistencia pero creo que es necesario: todo esto pasa por ser nosotros modelos/espejos: seamos maestros en el compartir, manejando una comunicación franca con los jugadores, discutiendo con ellos decisiones del grupo, ...


- Enseñar a valorarse a uno mismo: como educadores futbolísticos no debemos olvidar que trabajamos con niños y adolescentes. La adolescencia es una compleja etapa en la cual se va forjando entre otras cosas la personalidad del sujeto: es la etapa de las grandes dudas tanto a nivel de aceptación de uno mismo como ante el enorme abanico de opciones que se le presentan; en esa incertidumbre, muchos jóvenes son incapaces de valorar sus propias cualidades, entrando en su espiral de insatisfacción personal y sensación de fracaso consigo mismo, con la familia, con los amigos. Dentro del contexto futbolístico es fundamental reflexionar con los jugadores sobre aquellos aspectos que constituyen sus puntos fuertes, sus valores, sus virtudes...

El método Mourinho (Artículo Diario AS)


Os dejo aquí un artículo del Diario AS , que a mi parecer , es de lo más interesante que se ha publicado de Mourinho a día de hoy en un periódico español.





Patrón de juego. Mourinho empieza a entrenar el sistema de juego desde el primer día. El martes, que fue la primera sesión, hubo horas de entrenamiento entre mañana y tarde, y siempre con balón. Es un periodo importante para preparar al equipo en función del modelo de juego deseado y una fase sin competiciones oficiales, situación que permite un tiempo de experimentación, ajustes y reajustes. Para defender hay que tener la pelota y para defender sin ella hay que crear unos mecanismos de vasculación. Los ejercicios de entrenamiento no duran más de 15 minutos, con intervalos de descanso entre uno y tres minutos, y son de una intensidad del 120 por cien.
Dos campos. Mourinho toma la voz cantante en las sesiones, pero divide el trabajo en dos campos. Ya sea en ejercicios de defensa o en ataque, el técnico portugués habla y gesticula continuamente. Explica un ejercicio y deja a cargo de la supervisión a Karanka o Rui Faría. Mientras, en el otro campo, José Morais explica otro tipo de ejercicios para el resto de jugadores. Mourinho no desvela sus cartas. Mezcla en las formaciones siempre a un supuesto titular por línea y otro supuesto suplente. No se ven equipos descompensados. E incluso, a diferencia de otros entrenadores, los chavales de la cantera tienen un papel activo en los entrenamientos.
Inferioridad numérica. En el sistema que usa estos días en UCLA, el 4-2-3-1, Cristiano, Callejón y Jesé encajan a la perfección (aunque también utiliza la variante 4-3-3). Quiere que la línea de tres ofrezca trabajo de presión cuando el equipo no tenga la pelota y velocidad para salir a la contra. Cristiano y Callejón cumplen a la perfección la misión que les encomienda Mourinho. Son los comodines, porque Mourinho dispone, por ejemplo, dos equipos de ocho y estos tres jugadores llevan peto. Cuando el equipo A o B tiene la posesión de la pelota, el otro conjunto tiene que defender en inferioridad. Por ejemplo, cuando el equipo formado por Ramos, Pepe, Albiol, Marcelo; Granero, Khedira; Özil y Joselu tiene la pelota, entonces se incorporan con ellos Cristiano, Callejón y Jesé. Así, el otro equipo, Arbeloa, Varane, Carvalho, Nacho; Xabi, Coentrao; Kaká y Benzema le toca defender en inferioridad numérica.
Físico. Para Mourinho, la manifestación regular de la organización de juego del equipo es el gran indicador de la forma deportiva. La forma no es física, sino es mucho más que eso. Lo físico es lo menos importante en la globalidad deportiva. Rui Faría no aísla nunca el trabajo físico del futbolístico. Ni en los calentamientos se dan vueltas corriendo alrededor del campo sin balón.
Carga de trabajo.Mourinho se preocupa por mantener una regularidad semanal en cuanto a la alternancia de los diferentes patrones de desempeño-recuperación. No es posible biológicamente mantener ininterrumpidamente el organismo esforzándose en el mismo registro. Reduce las cargas de trabajo, pero sin empobrecer los ejercicios.
Influencia. El técnico quiere quitar presión a jóvenes como Varane. En ocho sesiones de entrenamiento ha formado pareja en el centro de la defensa con Carvalho, Pepe y, puntualmente, con Albiol. El francés se entrena casi siempre junto al ex del Chelsea. Carvalho conoce bien el método Mourinho y posee la experiencia necesaria para aconsejar a este jugador de 18 años. Asimismo, Coentrao, que despuntó en el Benfica de lateral izquierdo, no es utilizado por Mourinho en ese puesto. Incluso, ha puesto a Karanka en esa posición antes que a él. El portugués se entrena como mediocentro, junto a Xabi Alonso, Granero o Khedira.

Principio Educativo III

Concebir el error como un principio de mejora:

Nuestros jóvenes jugadores viven rodeados de errores. A estas edades el fracaso escolar se ha convertido en uno de los principales indicadores de preocupación en nuestro país. Igual que el consumo de alcohol o la introducción en el mundo de las drogas.

En todos estos casos, nuestros jugadores conocen de primera mano amigos, compañeros e incluso, por qué no, familiares que han cometido errores en esos terrenos. 
No malgastemos energías tratando de erradicar el error dentro del proceso de formación personal y deportivo del chaval: el error tiene su rol en ese proceso y nuestra tarea como educadores es darle herramientas para prevenirlo y en caso de que haya ocurrido capacidad de análisis y corrección.
Jugar es equivocarse (sólo que para ganar hay que hacerlo el menor número de veces). Sin margen para el error, el fútbol no existiría. Aceptemos de una vez por todasque los jugadores, en especial en edades de formación, necesitan cometer errores: en los entrenamientos, en los partidos, en su relación con los demás,... Debemosclarificar de antemano cuál es nuestra postura frente al error; eso es vital para que nuestros jugadores, chavales en formación, afronten con confianza y sin miedo los diferentes retos propuestos por el juego. De igual forma, nuestra primera misión como educadores es clarificar qué grado de aceptación tenemos frente al error, como si el jugador nos preguntara: "si me equivoco durante el juego, ¿qué me va a ocurrir?".
La mejora sigue al error. No es suficiente con dejar clara nuestra aceptación del error. Hay una segunda cuestión fundamental: la exigencia de mejora ante el error. Aceptar el error en ningún caso supone renunciar a que el jugador progrese en su comprensión y dominio del juego: es más, el nivel de exigencia se incrementará conforme el chaval complete las diferentes etapas evolutivas, tanto personales como futbolísticas. Como educadores debemos mantener viva esta exigencia de mejora poniendo énfasis en:
1. Otorgar dosis de responsabilidad a los jugadores de su propio proceso de aprendizaje y mejora, de manera que ellos sean protagonistas activos de sus aciertos y errores.
2. Crear situaciones de juego cuyo nivel de dificultad sea asumible para el jugador, de manera que no decaiga su interés por aprender y mejorar.

Como en cualquier otro proceso vital, ante el error hay dos cuestiones importantes por parte del educador: la 
capacidad para identificar sus causas y la habilidad de comunicación con el jugador, ambas con el objetivo de erradicar el error. Este es uno de los puntos fundamentales en el proceso de enseñanza, futbolístico o no: la corrección del error.

Es suficiente con asistir como espectador a cualquiera de los partidos del fin de semana para ver in situ las correcciones durante los partidos a niños de 7, 8, 9, 10 y demás edades, ¡mal!, ¡así no!, ¡pero qué te he dicho!, ¿¡qué estás haciendo!?, ¡dale bien! ... y tantas otras que vendrían al caso. Con ello sólo juzgamos al chaval, informándole de algo que seguramente el propio jugador ya conoce (son niños o adolescentes, pero no tontos): su decisión, su acción o su gesto no han sido eficaces. Pero 
lo que necesita el joven jugador es conocer el ¿por qué?, ¿por qué ese movimiento es incorrecto?, ¿por qué no se percató del rival?, ¿por qué ...?

No son pocos los educadores que olvidan esta cuestión al tratar la correción de los errores de sus jugadores. 
Apreciar el error de un jugador es una tarea suficientemente sencilla para cualquier educador; no tanto conocer las causas que lo provocan (y esto explica quizás el porqué del déficit de mejora en las correcciones a los jóvenes jugadores). Una aportación muy interesante sobre las causas de los errores en los jugadores la ofrece el profesor Xesco Espar y la resumimos en el siguiente cuadro:






Para llegar a la completa comprensión del juego, especialmente importante es la correción de los errores en el proceso de percepción y análisis de la situación de juego, ya que si se cometen errores en estos, difícilmente las soluciones mentales planteadas así como su ejecución motriz-gestual serán eficaces para resolver el problema planteado.


Otra aportación que nos resulta de gran utilidad a todos aquellos que desarrollamos nuestra labor educativa en el marco de la formación futbolística nos la ofrece Francisco Kovacs:


"Un niño normal explora constantemente su entorno. También en el campo de fútbol.Una formación correcta garantiza que esa exploración en presencia de un profesor sea exitosa. Por eso el formador a parte de impartir con un estilo de enseñanza estimulante debe disponer de suficientes juegos a la media del chaval como para que el alumno se divierta constantemente y además reciba los estímulos necesarios para el desarrollo óptimo de sus capacidades cerebrales. [...] Un cerebro bien desarrollado, en el que se ha establecido el mayor número posible de conexiones, es capaz de relacionar mejor, más rápido y mayor número de conceptos entre sí, puede analizar más rápida y profundamente la realidad que le rodea al jugador, imaginar y encontrar más y mejores soluciones ante un mismo problema que surge en el juego y ponderar mejor cada una de las opciones antes de adoptar una decisión final sobre qué hacer, cómo, cuándo y en qué lugar hacerlo".

Principio Educativo II

Estimular la capacidad de tomar decisiones:

La vida humana es un cúmulo incesante de decisiones, no todas afortunadamente de igual calado. 
El chaval que forma parte de nuestro equipo debe aprender a tomar decisiones que moldearán su propio futuro personal y profesional. En los primeros años de nuestras vidas el grado de autonomía de decisión es nulo, pero éste va gradualmente ampliándose conforme se van cumpliendo etapas de la construcción de la persona.

Tener la capacidad de percibir y disgregar la ingente información que circula a nuestro alrededor, tener la capacidad de análisis, actuar ante las diferentes vicisitudes de la vida, es uno de los aspectos que nos caracteriza como adultos.

¿Y el fútbol qué? Tenemos una serie de evidencias que nos permiten definir cuál es el patrón de actuación del jugador durante el partido. Subrayaremos dos aspectos esenciales:
1. Reducido número de intervenciones directas sobre el balón (una media de 45 - 50 por partido y jugador).
2. Reducido tiempo de posesión del balón (con una media que oscila entre 90 - 120 segundos por jugador/partido y una media de duración de cada una de las acciones con balón no superior a los dos segundos).

Si un jugador sólo maneja -ejecuta- un máximo de dos minutos acciones con el balón, ¿qué hace el resto del tiempo? 
Su participación en el juego se fundamenta básicamente en observar/percibir información para posteriormente -en un intervalo minúsculo de tiempo- tomar una decisión, relacionada o no con el balón, y plasmarla en un actor motor. He aquí la importancia del "trabajo cognitivo" del jugador, ya que de él depende en gran medida su participación eficaz en el juego.

Trasladando esta reflexión teórica a la práctica real de campo, como educadores debemos:
1. Enseñar a discriminar los estímulos: cuanto mejor conozca el joven jugador los principios básicos del juego, con mayor rapidez y precisión fijará su atención en los elementos relevantes del juego.
2. Estimular la velocidad mental de decisión: a partir de una variedad y riqueza de situaciones diferentes, la resolución de las cuales van a reportar una amplia base de datos en la memoria del chaval. Es fundamental que el feed-back generado por este bucle (percepción-análisis-decisión-acción-memorización resultado) permita al joven jugador aumentar la rapidez de sus decisiones hasta llegar al punto de anticiparse al juego y prever la siguiente acción.
3. Dejar que el joven jugador sea protagonista activo en el desarrollo del juego:nuestra principal tarea como educadores es la de plantear situaciones-problema para que el jugador las resuelva. El protagonista durante el juego debe ser él no nosotros. El joven jugador debe resolver y para ello debe aprender a decidir, aunque eso suponga equivocarse. 

Principio Educativo

Estimular el liderazgo y el compromiso en el juego:


Necesitamos buenos líderes. Pero no sólo los entrenadores. Se necesitan buenos líderes en la gestión política del Estado, líderes en el campo social, empresarios líderes en el terreno económico, líderes en las instituciones juveniles y estudiantiles y por supuesto líderes en el campo deportivo. Pero llegados a este punto, ¿qué entendemos por líder? Un líder es todo aquel que, comprometiéndose en una tarea, es capaz de influir en el resto. Ni falta hace decir que todo formador debería tener antes que nada una buena dosis de liderazgo, comprometiéndose en la mejora continua de sus jugadores. Pero en este apartado no es del entrenador de quién queremos hablar, sino de los propios jugadores.


Si de verdad creemos en la formación integral de nuestros jugadores debemosotorgarles la posibilidad de desarrollar, dentro del contexto futbolístico, dotes de líder comprometido con el equipo y con el juego. Esto es entrenable y por supuesto mejorable. Hasta la fecha, en muchos casos cometemos el error de confundir "liderazgo" con "reconocimiento externo" y asumimos como cierto que en todo equipo debe haber, por sistema, dos o tres jugadores que asuman ese rol: los capitanes. No, eso no es educar para el liderazgo.


Todo el mundo, y mucho más un chaval, puede desarrollar habilidades de líder. Sin embargo antes de planificar cualquier estrategia educativa al respecto, conviene determinar qué cualidades definen a un líder dentro de un grupo o equipo en nuestro caso. Existe una abundante y muy reciente bibliografía a este respecto, pero nos quedamos con la aportación de Carlos M. Moreno Pérez, el cual define dos facetas fundamentales de todo líder: ser persona y ser dirigente, siendo en la primera de ellas donde más margen tenemos de trabajo como formadores futbolísticos. Este autor señala siete cualidades de todo líder en su faceta "ser persona": el respeto, la generosidad, la paciencia, la dignidad, la capacidad de escuchar, la humildad y la ejemplaridad.